Cuando en un domicilio una persona sufre problemas de pérdida auditiva todos los familiares se ven afectados.
La pérdida auditiva que puede sufrir una persona no solo le perjudica al afectado sino además a todos los que conviven y se relacionan con él. Si no se pone o busca remedio la persona con pérdida auditiva va a ir poco a poco aislándose hasta que llegue un momento en que ni siquiera intente participar en las conversaciones. Sin darnos cuenta, cada vez que le hablemos, iremos elevando la intensidad sonora de nuestra voz, subiremos el volumen de la televisión y la radio, nos acostumbraremos a que no escuche el timbre de la puerta o el del teléfono,... por lo que es vital que antes de llegar a esa situación tomemos medidas.
La pérdida auditiva, por regla general, aparece cuando nos vamos haciendo mayores aunque la edad media está bajando cada vez más, es decir que cada vez son más jóvenes las personas que empiezan a sufrir pérdidas de audición, situándose en la actualidad en los 45 años la aparición de los primeros problemas auditivos.
Una vez que ponemos remedio la solución en la mayoría de los casos es el empleo de audífonos y para ello existe un período de adaptación durante el cual el afectado va a tener que ir realizando ajustes, en colaboración con el centro auditivo, y y los familiares deberemos también cambiar nuestra actitud respecto a esta persona. Si antes de llevar audífonos era normal elevar la voz, cada vez más, ahora por el contrario debemos volver a hablar en el tono normal y siempre dirigiéndonos hacia el afectado.
Desde el centro auditivo del Servicio Integral Auditivo, ya sea en Sevilla o en Écija, siempre recomendamos que los allegados a las personas con pérdida auditiva hagan un esfuerzo por poner remedio a este problema porque en caso de no hacerlo la vida diaria va a ser más complicada para todos ellos.