Actividades cotidianas como oír música a través de nuestro MP3 o nuestro smartphone puede poner en riesgo nuestra salud auditiva.

Muchas personas piensan que pueden oír música a cualquier intensidad ya que no sienten que les afecte a su audición, pero deben saber que estos daños se están produciendo hoy pero darán la cara en un futuro.

Podemos asegurar que según como cuidemos nuestra audición hoy así será mañana. Si abusamos del volumen de la música es seguro que en unos años empezaremos a sufrir problemas relacionados con la pérdida de audición.

La exposición a intensidades sonoras por encima de los 60 decibelos es peligroso y más aún si esta exposición se prolonga en el tiempo. Los reproductores musicales suelen llevar una especie de "testigo" o de "alarma" que nos indica el nivel sonoro por lo que recomendamos que se haga caso de estas advertencias.

Cuando una persona empieza a fumar no advierte los daños que el tabaco le va a ocasionar a largo plazo, pero sin embargo, si continua con este hábito al cabo de los años sufrirá problemas relacionados con su respiración, incluso derivando en casos graves como EPOC o cáncer. Con los ruidos pasa algo parecido aunque el final no es tan grave. Si nos exponemos a sonidos por encima de los umbrales recomendados durante mucho tiempo estaremos comprometiendo nuestra salud auditiva del futuro.

Perder audición no es solo dejar de oír, es dejar de relacionarnos con nuestro entorno, con nuestros familiares y amigos, y por tanto debemos darle el verdadero valor que tiene.

En los centros auditivos del Servicio Integral Auditivo de Sevilla y Écija atendemos cada vez más casos de personas que empiezan a perder audición a una edad cada vez más temprana. Vivimos en una sociedad tremendamente ruidosa por lo que conviene evitar, siempre que sea posible, los ambientes que superen los umbrales recomendados. De cómo cuidemos nuestros oídos hoy va a depender cómo oiremos mañana.